¿Será visto Jesucristo en la Segunda Venida?
por Juan Valles
La Biblia declara abiertamente que Jesucristo volverá a la tierra, y con ello desatará una serie de actos que harán culminar la historia humana para establecer el completo Reino de Dios.
Hay algunas enseñanzas acerca de este hecho, lo cual ha sido le motivo fundamental para exponer aquí lo que dicen las Escrituras al respecto. Específicamente, algunas sectas han manifestado que la venida de Jesucristo será, entre otras cosas, un acontecimiento invisible; y de esto se derivaría una serie de doctrinas totalmente ajenas a la Biblia. Por lo tanto, es preciso exponer lo que dice la Biblia sobre algo tan fundamental como la segunda venida del Señor Jesús. Para ello, veremos algunos pasajes que hablan de esta gran realidad. El siguiente pasaje de Mateo es muy específico:
“Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre. Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.” (Mateo 24:23-28)
O como dice la Nueva Versión Internacional: “Porque así como el relámpago que sale del oriente se ve hasta en el occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde esté el cadáver, allí se reunirán los buitres.”
¿Qué quiere decir semejante revelación? Jesús está advirtiendo a sus discípulos acerca de lo que está por acontecer en el futuro. Les dice que muchos falsos profetas se levantarán, que algunos dirán que Cristo está en cierto lugar, o que está aquí, o que está allá, o equis cosa. Pero Jesús les dice que no le crean a esas personas, porque su venida no dejará dudas, ya que será vista del mismo modo que el relámpago que sale desde el oriente hasta el occidente.
¿Dice allí ese pasaje que Cristo no será visto? No; al contrario, dice que será visible. Observe que por ninguna parte aparece la palabra “invisible”; es más, no lo pretende dar a entender siquiera, sino que dice que su venida será semejante (o igual) al “relámpago que se ve”, o como dice la Reina Valera: “que se muestra”. La palabra para relámpago es el griego “astrape”, que significa “un brillante resplandor”, y es un término que pertenece a una familia de palabras que aluden a brillo, resplandor, resplandeciente, etc., cosas que evidentemente son visibles.
La segunda venida de Cristo a la tierra es descripta a través de tres palabras griegas, las cuales son:
§ Parusía (Que se traduce por presencia o llegada)
§ Apocalipsis (Que significa revelación o descubrimiento)
§ Epifanía (Que significa aparición visible)
Ahora bien: ¿enseñó Cristo que su venida sería invisible? No; no hay texto que apoye esta teoría, aunque hay textos que sugieren enfáticamente que Cristo vendrá visiblemente.
¿Qué quiere decir la expresión “como ladrón en la noche”?
“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.” (2 Pedro 3:9)
Pedro en su segunda carta nos ejemplifica cómo será, entre otras cosas, la segunda venida del Señor. Fíjese que Pedro no está diciendo nada nuevo, sino que concluye el ejemplo dado por Jesús: “Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa. Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.” (Mateo 24:43)
A través de la analogía de un ladrón, que ciertamente no avisa cuándo vendrá a robar, Jesús explica que debemos velar, porque nadie sabe cuándo vendrá el Hijo de Dios a la Tierra. Si pudiéramos resumir a una palabra la enseñanza de Jesús e el pasaje sería: “velar”. Mateo pone aquí el griego “gregoreo”, que significa velar, estar atento, mantenerse despierto, en atenta vigilancia. Pedro resume un poco más la enseñanza en una oración: “el día del Señor vendrá como ladrón en la noche”. Eso no quiere decir que vendrá invisible (porque ningún ladrón es invisible), sino que nadie sabrá el día ni la hora. Pedro no se está refiriendo al tipo de presencia que tendrá el Señor, sino que está hablando del tiempo, no de la cualidad de la misma. Fíjese que los versos 8 y 9 son introductorios, tratando el mismo tema: el momento del tiempo, el día, la hora, ese punto cumbre en la historia cuando Cristo vendrá. Pedro no está diciendo nada acerca del cómo, sino del cuando.
Sobre Lucas 17:20
Lucas 17:20,21 nos cuenta un cruce de palabras entre Jesús y los fariseos, y una enseñanza sobre su venida. Dice el texto: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.”
¿Qué quiere decir que no vendrá con advertencia? Lo mismo que se ha dicho en los textos anteriores! Este texto viene a confirmar lo que dice la Biblia sobre el tema: que Cristo vendrá como ladrón en la noche, ¿como es eso? Como el mismo Señor advirtió: “nadie sabe el día ni la hora…”
Vamos a desprender las palabras para entender mejor lo que el Señor enseña:
§ “Preguntado por los fariseos”. Jesús habla gracias a las preguntas de otros.
§ “…cuándo había de venir el reino de Dios”. La Biblia plenitud, una edición de estudio, comenta este verso de la siguiente manera: “En contraste con las expectativas de los fariseos, el reino no es algo externo y material, en el sentido de un dominio político, sino interno y espiritual. Está entre vosotros (v. 21) también puede ser traducido como «en medio de vosotros». Si así es, Jesús está diciendo que en Él se encarna un reino que, en su incredulidad, los fariseos no aciertan a reconocer.”
§ “El reino de Dios no vendrá con advertencia”. Esto quiere decir que no hace falta anunciar el reino de Dios como próximo a llegar; otras versiones vierten que no podrá observarse su llegada, queriendo decir que será invisible, pues es algo interno. Dicho de otra manera: no se habla de la venida de Jesucristo, sino del reino de Dios, tal como lo anunciaba Juan el Bautista: “El reino de los cielos se ha acercado”.
§ “Porque el reino de Dios está entre vosotros”. Con esta afirmación Jesús despeja las dudas acerca de lo que se está hablando: Cristo está hablando no de su segunda venida (que no había acontecido para ese entonces) sino de su primera venida, evidentemente…
Pero, aunque muy difícilmente algunos quieran relacionar este pasaje con la segunda venida (cosa que harían a la fuerza), tendríamos a consideración algunos aspectos. Si se observa bien, estos pasajes no hablan del cómo vendrá el Señor: si vendrá vestido, o desnudo, o blanco, o negro, o visible o invisible. Hablan específicamente del cuándo. La versión Internacional vierte este pasaje de Lucas así: “Los fariseos le preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios, y él les respondió: -La venida del reino de Dios no se puede someter a cálculos.” Fíjese que las palabras usadas tratan de un cuándo y no de un cómo. ¡Nadie sabe con exactitud cuándo vendrá!
La palabra usada aquí, y vertida de diferentes formas como: advertencia, observación, visibilidad, etc., es el griego “parateresis”. Significa literalmente “vigilancia atenta”. Es familia de la palabra “paratereo”, que significa observar; de allí que algunas versiones han vertido observación. Pero esta palabra “observación” no traduce fielmente el mensaje, y hace que pueda ser ambigua su interpretación. No hay duda de que Jesús está hablando del Reino de Dios que opera en la vida de las personas (aún cuando la pregunta de los fariseos pueda aludir a otras cosas); pues es Jesús quien habla de la venida o presencia del reino de Dios, y dice que no vendrá con advertencia u observación, pues ya llegó, o sea, ya está aquí. ¿Cómo puede ser eso? Al parecer, Jesús estaba refiriéndose a algo de mayor envergadura que lo que precisaban los fariseos. La Biblia de las Américas, por ejemplo, traduce el texto de esta forma: “Habiéndole preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles…” ¿Por qué? ¿Qué quiere decir exactamente señales visibles? Vine nos da la respuesta cuando habla de la palabra “parateresis”: “Se usa en Lc 17.20, de la manera en que el Reino de Dios (esto es, la operación del reino espiritual en los corazones de los hombres) no viene, «en tal manera que pueda ser vigilado con la vista» (Grimm-Thayer) o, como la vm: «con manifestación externa»” Vemos que Vine nos aclara un poco más el significado de esta palabra, que tiene que ver, ciertamente, con vista, pero más se refiere algo interno, más bien como a presentimiento o advertencia. Esta palabra no expresa lo que se ve con la vista, sino lo que se evidencia por otros medios, pero que puede hacer notar sus efectos. Evidentemente que no puede ser observable físicamente!
¿Qué hacer con Mateo 24?
Ya hablamos acerca de Mateo 24:27, que dice que el Hijo de Dios se mostrará de la misma forma en que se muestra un relámpago, que alumbra desde un extremo al otro. La palabra usada aquí para traducirse como “mostrar” es el griego “faino”, el cual nos cuenta Vine, “significa, en la voz activa, resplandecer; en la pasiva, ser traído a la luz, hacer evidente, aparecer”. De manera muy simple mostraré aquí lo que dice Vine de este término: “Se usa de la aparición de Cristo a sus discípulos (Mc 16:9); de su futura aparición en gloria como el Hijo del Hombre, mencionada como señal para el mundo (Mt 24:30); allí el genitivo es referido al sujeto, siendo la señal la aparición del mismo Cristo; de Cristo como la luz (Jn 1:5); de Juan Bautista (5:35); de la aparición de un ángel del Señor, bien visiblemente (Mt 1:20), o en un sueño (2:13); de una estrella (2:7); de los hombres que actúan para ser vistos públicamente; de un vapor, o neblina (Stg 4:14); de cosas físicas en general (Heb 11:3); se lo usa impersonalmente en Mt 9:33, «nunca se ha visto cosa semejante»; también de lo que aparece a la mente, y así se usa en el sentido de pensar, de parecer (Mc 14:64; Lc 24:11)”
Pero hay otra palabra clave en este verso: parousía. Este término significa literalmente presencia. Es la misma palabra que usa Pablo cuando habla de su presencia en Filipos: “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente…” (Fil 2:12). Pablo también la usa para expresar la venida de algunos siervos: “Me regocijo con la venida de Estéfanas, de Fortunato y de Acaico, pues ellos han suplido vuestra ausencia.” (1ª Corintios 16:17). También la usa el apóstol para referirse al advenimiento del anticristo (2ª Ts 2:9), etc. ¿Qué dicen estos versos como evidencia? Que esta palabra alude a presencia, pero no a presencia invisible, como quieren hacer ver algunos.
Dicho de otra manera, el Señor declara enfáticamente que será visto; por eso es que advierte a sus discípulos a no creer todo lo que se dice acerca de su venida, porque cuándo él venga, todos lo sabrán, no dejará dudas de ello.
Aparecerá por segunda vez
Hay otro texto bien importante, que cita: “así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” (Heb 9:28) Aquí la palabra usada para traducirse como “aparecer” es el griego “optomai”. ¿Qué significa esto? Sencillamente expresa el ser visto, el aparecer visiblemente. Esta palabra es familia del vocablo “ops”, que significa “ojo”, y de allí se deriva la palabra “óptico”. Es un término que expresa invariablemente la visión de algo. O sea que el escritor de hebreos está diciendo que Cristo será visto por segunda vez!
Sin dejar de hablar de Tito 2:13
A pesar de las claras diferencias de este texto en la traducción NM, no podemos dejar de destacar que con este texto se habla de la venida de Jesucristo. Dice exactamente: “aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.”
Aquí la palabra usada por manifestación, es el griego epifanía. Vine relata: “En el NT se usa: (a) de la venida del Salvador cuando el Verbo se hizo carne (2 Ti 1.10); (b) de la venida del Señor Jesús en el aire para el encuentro con sus santos (1 Ti 6.14; 2 Ti 4.1,8); (c) del resplandor de la gloria del Señor Jesús «como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente» (Mt 24.27), inmediatamente posterior a la revelación, apokalupsis, de su parousia en el aire con sus santos (2 Ts 2.8; Tit 2.13)”
¿Qué quiso decir Pablo?
El apóstol Pablo habla en un pasaje con mucho detalle acerca del rapto. El texto dice: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.” (1ª Ts 4:17)
¿Tendría Pablo la idea de un Cristo invisible al cual sus discípulos estarían buscando ansiosamente por las nubes? La palabra que usó el apóstol y se traduce como “recibir”, es el griego “apantesis”, la cual significa recibir o reunión. Es la misma palabra usada por el Señor en mateo 25:6 cuando dice: “Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle!” Esta palabra por supuesto que no sugiere un encuentro o reunión con algo invisible. Es más, por ninguna parte se halla que los apóstoles tuvieran esa idea.
Todo ojo lo verá
Para nadie es un secreto el texto de Apocalipsis donde se dice que todo ojo verá al Señor. Dice textualmente: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.” (Ap 1:7)
Es obvio que cuando dice que “todo ojo”, es porque “todo ojo” podrá ver al Señor; y no se trata aquí de vista espiritual ni nada por el estilo. Esto viene en cumplimiento de una visión profética dada al profeta Zacarías, el cual escribió por inspiración del Espíritu Santo: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” (Zacarías 12:10) Pero, ¿quién es éste al que traspasaron? unos versos más adelante nos da la respuesta: “Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.” (13:6). Aquí cualquiera me puede decir que esta profecía no se refiere al Señor Jesús, o que esto no prueba que su presencia sea visible. Pero recordemos que venimos hablando de Apocalipsis 1:7, un texto que viene a confirmar lo dicho por Jesucristo: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra; y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mt 24:30) Obsérvese que dice que los que le traspasaron harán lamentación (Ap 1:7), y que lo mirarán a él, a quien traspasaron, llorando como se llora por un unigénito; y luego, nos dice que todas las tribus de la Tierra lamentarán cuando vean al Señor venir sobre las nubes. ¿Lo veremos o no? ¿Se afligirán unos o no? Llorarán otros o no? ¿Y quién vendrá? ¿Quién será visto? El Rey de Reyes y Señor de Señores, que vuelve a la Tierra. ¡¡Aleluya!! ¿Por qué? Porque, “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.” (Hechos 1:11)
Hay quienes afirman que nadie le verá porque, como dice Apocalipsis 1:7, “vendrá con las nubes”. Estos arguyen que las nubes impedirían la visibilidad del Hijo de Dios. Pero, la Biblia nunca se contradice, y los textos paralelos sirven para reafirmar y complementar las enseñanzas. Fíjese que hemos citado Apocalipsis 1:7 conjuntamente con Mateo 24:30, ya que el texto es paralelo, y allí también se nos hace mención de las “nubes del cielo”. No podemos decir que Jesús vendrá metido dentro de una nube (como para ser invisible), ni que la nube, por una u otra causa hará imposible que veamos a Jesucristo, porque, de ser así, no diría que todo ojo le verá. Y, no obstante, Jesús vendrá encima de las nubes, o sea, que podremos verlo. Las personas que creen esta mentira simplemente afirman que hay que creer en un “supuesto”, o en una interpretación simbólica o interpretativa (acerca de la nube) que seguir fielmente el contenido del texto. Simplemente cuando leemos tenemos la respuesta; no hay que buscar interpretaciones que simplemente distorsionan la enseñanza clara de la Palabra de Dios. Sencillamente hay quienes le dan más importancia a la nube que a Jesucristo…
“Todavía un poco, y el mundo no me verá más…” (Juan 14:19)
Hay otro texto que usan algunos sectarios para expresar y es Juan 14:19. Aquí el Señor dice que el mundo no le verá más, y con esto tratan de cerrar el caso: no será visto, y punto! Pero si el lector se adentra en el texto, y luego de allí formula sus doctrinas, una nueva luz obtendrá de este versículo.
Textualmente, el verso dice: “Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Observe que Jesús dice que el mundo no le verá, pero ellos, sus discípulos, sí le verán, ¿qué quería decir con eso? ¿Se da cuenta que hay una distinción entre ser del mundo y ser discípulo? Los sectarios dicen con total ignorancia que nadie, absolutamente nadie verá nunca más al Señor, pero este texto dice que los discípulos sí le verían. Ahora, ¿qué verían? O, mejor dicho, ¿cuándo le verían? Es interesante que la palabra para ver usada en este pasaje es el griego “theoreo”, y aunque se traduce como ver, significa más contemplar; es una palabra que no hace alusión de lo que se está viendo, sino de lo que siente la persona que ve, es decir, si un hombre que esté viendo el mar se describe con esta palabra, se estaría refiriendo más al placer del hombre por contemplar al mar que en el objeto mismo. Vine nos da una explicación más rebuscada y dice: “theoreo (2334), denota ser un espectador de, indicando el cuidadoso examen de los detalles del objeto observado. Señala, de manera especial la acción de la persona que contempla…” Y no obstante, esta palabra se usa dos veces en este pasaje! ¿Qué quiere decir esto? Jesús dice que el mundo nunca más tendrá el privilegio de verlo aquí, pero ellos, los discípulos, sí tendrían ese privilegio de verlo. Fíjese que Jesús no está hablando en relación a su segunda venida, sino de su continua presencia en la vida de sus creyentes. El contexto es muy claro, pues Jesús viene hablando del Consolador, que enviaría a sus discípulos, de que de ahí en adelante “otro Consolodaror” estaría con los creyentes, pero que él, Jesús, ya no sería visto (evidentemente porque su ministerio terrenal estaba próximo a su fin). Por eso es que el mundo, la gente que no conoce a Dios y vive rebelde a él, no disfrutaría más de tenerle cerca, pero sus seguidores evidentemente que sí. Por eso es que al profundizar en un pasaje uno obtiene mucha luz sobre el mismo; y gracias a ello es que se establecen las debidas doctrinas. ¿Dice el pasaje que Jesús se refería a su segunda venida? ¿Qué nunca más sería visto con respecto a su segunda venida? Otra vez las sectas se han equivocado grandemente, y para muestra, todo este artículo testifica contra ellas.
Por tales motivos, podemos estar confiados de que veremos al Señor, y como escribió el apóstol Pablo: seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos, y encontraremos al Señor en el aire. Por eso la eterna Palabra de Dios testifica: “El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús.” (Ap 22:20)
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