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Apologetica Cristiana

La Igualdad entre el Padre y el Hijo de Dios I

Una de las doctrinas más atacadas en la Biblia es la concerniente a la Deidad de Jesús. En la teología de las sectas, Jesús no es igual a Dios, es impensable incluso reflexionar en cuanto a eso porque no tiene cabida en lo absoluto. Hay quienes han mostrado algo más de flexibilidad en el asunto y, a pesar de creer que Jesús es Dios, concluyen con una explícita nota: “pero no tan Dios como el Padre”.

Entonces así reducen a Jesucristo: unos de manera total a parte de la creación; otros como un dios inferior, pudiendo ser Dios pero no Dios absoluto sino relegado a inferioridad delante del Padre.

A través de este estudio veremos la falsedad de estas ideas, y lo que quiere expresar la Biblia con respecto a esto.

 Juan 1:1

“En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios; y el Verbo era Dios”

 Este es el verso que inicia el evangelio de Juan, y con él, una aventura teológica indescriptible y poderosa.

 Primeramente se nos dice que en el principio era el Verbo. La expresión griega “en arche en ho logos” significa primordialmente que antes del principio de todas las cosas ya el Verbo existía. Robertson cita a Wescott y dice:

“Wescott señala aquí que Juan lleva nuestros pensamientos más allá del comienzo de la creación en el tiempo hasta la eternidad.” [1]

 

Esto va en total armonía con el libro de Miqueas que nos dice que el Mesías nacería en Belén, pero cuyos orígenes son “desde los días de la eternidad” (ver Miqueas 5:2).

La segunda parte de este verso uno de Juan nos dice que el Verbo estaba con Dios. Esta oración es por demás interesante, ya que el texto griego no dice simplemente que el Vero estaba con Dios, sino que siempre ha estado. La preposición que Juan usa aquí no significa “estar al lado” ni “con”, sino estar íntimamente cara a cara sugiriendo co-igualdad. Robertson lo explica de la siguiente manera:

“Aunque existiendo eternamente con Dios, el Logos estaba en perfecta comunión con Dios. Pros con el acusativo presenta un plano de igualdad e intimidad, cara a cara mutuamente. En Jn. 2:1 tenemos un uso parecido de pros: “Tenemos un paracleto con el Padre” (paraklëton echomen pros ton patera).” [2]

 

Entonces en Juan tenemos la quintaesencia del asunto: El verbo que estaba en la eternidad con Dios es igual a Dios, al estar cara a cara, íntimamente, comunicando eternamente la Deidad.

Y por último se nos dice que el Verbo era Dios. Entonces, si el Verbo era Dios, ¿Cuál es el problema de que sea igual a Dios? En esta tercera parte del verso 1 hay quienes tienen serias dificultades por hallar la verdad, debido a erróneas ideas arrianas que intentan desvirtuar la identidad del Verbo encarnado. El original griego dice “kai Theos en ho Logos: «y Dios era el Verbo”, es decir, “Y Dios era el Verbo”.

 Recordemos que hay grupos religiosos que han atendido a doctrinas de demonios, y han negado al Señor de la Creación. Unos hacen del Creador una cosa creada, mientras que otros intentan despojarlo de su señorío absoluto.  Todo debido a que aquí en Juan 1:1 no se le llama “el Dios” (así, con artículo determinado). Para entender un poco esto, es necesario conocer que en el idioma griego los nombres, casi siempre, van antecedidos del artículo, y si tal artículo no está, entonces podemos estar ante la presencia de un adjetivo. Entonces hallamos que en el griego dice: “kai Theos en ho Logos”, diciendo textualmente: “y Dios era al Verbo”. Fíjese que “Dios” no lleva el artículo delante, y por eso se ha querido pensar (erróneamente, por supuesto) que se trata de un Dios inferior. Pero eso no es lo que intenta decir el texto. Barclay nos ilustra aquí y comenta:

“Cuando no se usa el artículo determinado con un nombre, ese nombre se usa como adjetivo. Juan no dijo que la Palabra era ho Theós, lo que habría querido decir que la Palabra era el mismo que Dios. Dijo que la Palabra era Theós –sin artículo definido-, lo que quiere decir que la Palabra era, podríamos decir, del mismo carácter y cualidad y esencia y ser que Dios… no estaba diciendo que la Palabra es el mismo que Dios, sino que es lo mismo que Dios” [3]

 Por si queda duda, el comentario de Vine es también de mucha valía:

Hay, naturalmente, excepciones a ello, como cuando la ausencia del artículo sirve para acentuar o para precisar, el carácter o la naturaleza de lo que se expresa en el nombre. Un caso notable de ello se halla en Jn 1.1, «y el Verbo era Dios»; habiendo aquí un doble énfasis sobre theos, por la ausencia del artículo y por la posición enfática en la estructura de la oración. Traducirlo literalmente como «un dios era el Verbo» es totalmente engañoso. Además, el hecho de que «el Verbo» es el sujeto de la oración ejemplifica la norma de que el sujeto debe ser determinado por su posesión de artículo cuando el predicado carece de él. En Ro 7.22, en la frase «la ley de Dios», ambos nombres tienen el artículo; en el v. 25, ninguno de ellos lo tiene. Esto está de acuerdo con una norma general de que si hay dos nombres unidos por el caso genitivo (el caso posesivo, «de»), o bien ambos nombres poseen el artículo, o ambos carecen de él. Aquí, en el primer caso, ambos nombres, «Dios» y «la ley», son definidos, en tanto que en el v. 25 la palabra «Dios» no es simplemente titular, destacando la ausencia del artículo su carácter de dador de la Ley.

Allí donde se aplican dos o más calificativos a la misma persona o cosa, por lo general un artículo sirve para los dos (siendo la excepción cuando un segundo artículo destaca diferentes aspectos de la misma persona o sujeto; p.ej., Ap 1.17). En Tit 2.13 se traduce correctamente «gran Dios y Salvador Jesucristo». Moulton (Prol., p. 84) muestra, a base de escritos en papiros de la temprana era cristiana, que entre los cristianos de habla helénica esta era una «fórmula corriente» aplicada a Cristo. Igualmente sucede en 2 P 1.1 (cf. 1.11; 3.18). [4]

 No hay posibilidad de error aquí. O Jesús es Dios absoluto como el Padre; o simplemente no lo es. La evidencia está puesta sobre la mesa: y a usted le toca decidir…

           Si desea una más detallada información sobre este tema, ver aquí:

 

Juan 5:17,18

"Jesús les respondió: -Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más intentaban matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios."

El pasaje de Juan 5:17,18 constituye un claro y poderoso mensaje apologético a favor de la absoluta Deidad de Cristo y su consecuente igualdad con el Padre, Jehová de los Ejércitos. En esta ocasión podemos ver al señor presentando sus argumentos acerca de la sanidad que había hecho a un joven en día sábado, pero lo que establece es más de lo que ellos pedían, no unas meras explicaciones sino su inquebrantable igualdad, más allá de los planteamientos de sectas y herejías Jesús pone de manifiesto su relación única con el Padre. El texto dice:

"Jesús les respondió: -Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo. Por esto los judíos aun más intentaban matarlo, porque no solo quebrantaba el sábado, sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios. 

En el verso 18 la expresión de más relevancia es la razón por la cual los judíos querían matar a Jesús: "sino que también decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios." La relación Padre - Hijo va mucho más allá de lo que dicen las sectas. Los judíos que escucharon a Jesús decir que Dios era Su padre entendieron lo que significaba eso: que Jesús es Dios y por consiguiente es igual a Dios. La expresión "haciéndose igual a Dios" es el griego "ison heauton poiön töi theöi".

Actualmente hay quienes dicen que el Hijo fue creado por el Padre, y de allí que se le llame "Hijo". Y hay también quienes intentan engañar enseñando que Jesús es Dios, pero inferior al Padre, y nunca, en ningún momento, dijo que era "igual" a Dios. Pero basta con mirar el verso 17 de este pasaje, y luego observar la reacción de los judíos y la razón de ello narrada por Juan. Jesús simplemente dijo que así como Dios trabaja, Él (Jesús), por ser el Hijo del Padre, también lo hace. Esto encendió la ira de los judíos, y Juan nos cuenta que el significado de la relación entre Jesús y el Padre es sinónimo de igualdad.

Algunos herejes han intentado dar respuesta a este hecho de manera infructuosa, tratando de sostener que Jesús nunca dijo que fuera igual al Padre, y todo, en este caso, sólo se reduce a la interpretación de Juan. ¿Qué hay de cierto en esto? Veamos:

No es un secreto la tremenda relevancia de compararse con el Todopoderoso en una cultura extremadamente celosa y monoteísta como la de los judíos de aquella época. Aunque Dios descansó al séptimo día de Su creación, no obstante sus obras de justicia, perdón, misericordia, fidelidad, etc., continuaron sin descanso. Jesús declaró que así como el Padre hace todo lo que hace, con su Poder, su omnipresencia, su Deidad y soberanía sobre todas las cosas, Él (Jesús) también.

A.T. Robertson, el erudito mejor informado sobre el griego de la Biblia, comenta este hecho y nos informa que "los judíos entendieron a Jesús reivindicando su igualdad con el Padre en naturaleza, privilegio y poder, como también en 10:33; 19:7:" [5]

Los judíos intentaron tomar justicia por sus manos a razón de lo que consideraban una blasfemia. No hay posibilidad alguna, en este texto, de que Jesús haya querido decir otra cosa. Jesús se comparó con el Padre de una forma inequívoca con relación a algo cuya competencia era exclusiva del Padre; así que los judíos entendieron el claro mensaje. Jesús no intentó retractarse de lo que dijo, ni arrepentirse ni volverse atrás. En ningún momento pretendió afirmar que se equivocó, o que su igualdad con respecto al Padre era realmente algo sin importancia, sino que lo recalcó y lo enfatizó. A este respecto también se refiere A.T Robertson cuando añade que "si los judíos mal interpretaron a Jesús acerca de esta cuestión, tenía la vía abierta con toda facilidad para negar tal sentido y eliminar todo equívoco. Esto es precisamente lo que no hace. Al contrario, lo que sí hace es presentar una poderosa apologética en defensa de su afirmación de igualdad con el Padre" [6]

Fueron repetidas las veces en que Jesús recalcó su relación Única con su Padre a partir del verso 18 hasta el 47, evidenciando con esto no sólo su particular filiación divina, sino su absoluta Deidad e igualdad con el Padre. Un resumen de éstos sería:

- "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo..." (v.18)

- "De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre." (v.19)

- "Todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente..." (v.19)

- "Como el Padre levanta a los muertos y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida..." (v.21)

- "... para que todos honren al Hijo como honran al Padre." (v.23)

- "El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió. " (v.23)

- "El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna" (v.24)

En consideración de lo antes expuesto, debemos notar que Jesús reclama igualdad con el Padre, y en resumen podemos citar: desde el verso 17 al 21 enfatiza la igualdad en obras; el verso en cuanto al juicio, y el verso 23 sobre el honor. Para un judio estas expresiones no eran sino reclamaciones de igualdad con el Topoderoso, las cuales consideraron por blasfemia. Josh Mc Dowell el famoso apologista, agrega:

“En los repetidos usos del término “Hijo” en yuxtaposición con “el Padre”, existe una declaración explícita de su afirmación de igualdad con el Padre y se formula la verdad de la Trinidad.” [7]

Y no es de maravillarse que Cristo diga hacer todo lo que hace el Padre, y si hace todo lo que hace el Padre entonces es porque es omnisciente (Jn 16:30; Ap 1:8), omnipresente (Mt 18:20; 28:20), omnipotente (Mat 28:18; Ap 1:8) y, como el Padre, inmutable (Heb 13:8). Esto no deja de ser una gran verdad. Y todos los intentos de las sectas al tratar de confundir torciendo la Escritura, han caído al vacío. Cristo no pretendió sino exponer su absoluta Deidad.

 La palabra que se traduce como "igual" en el verso 18, es la misma que Pablo usó en filipenses 2:6 para referirse a la igualdad del Logos preencarnado con el Padre. Vine, en su diccionario sobre términos del Nuevo Testamento, define este término y añade que significa

 

"el mismo en tamaño, cantidad, calidad, etc. Se traduce “igual/es” en Mat 20:12; Jn 5:18; Fil 2:6; Apo 21:16: En la cita de Fil 2:6 el término se halla en plural neutro, lit.: “igualdades”; en las versiones castellanas se traduce “ser igual a Dios”. Esta traducción está evidentemente condicionada por la Vulgata Latina. Parece debida al hecho de que en latín no había una manera adecuada de representar la forma y significado precisos del griego. El plural neutro aquí denota los varios modos o estados en que le era posible para la naturaleza de la Deidad existir y manifestarse como divina (cf. The Incarnation, de Gifford, p. 20)." [8]

 En otro comentario de Robertson, añade:

 “Bernard cree que Jesús no reivindicaría ser isos theoi debido a que en Jn 14:28 él dice: “el Padre es mayor que yo”. Y, sin embargo, en 14:7 dice que quien le ha visto a él ve en él al Padre”. [9]  

Y así como Bernard, hay quien todavía es libre para creer que Jesús nunca dijo ser igual a Dios, pero lo hace sin apoyo alguno de la Escritura, ajeno a la verdad de Dios. La evidencia está toda a favor de la deidad del Hijo de Dios.

 

Juan 5:23

"para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió."

Una de las veces que Jesús se "puso a la par" con el Padre ocurre en Juan 5:23 donde exige que se le dé el mismo trato y aprecio que al Padre. Para las sectas arrianas esto obviamente está en desacuerdo con sus ideas, de modo que alegan que "honrar" es algo sin importancia, un acto que no puede en ningún caso expresar igualdad entre el Padre y el Hijo.

Pero para Jesús significa mucho más que eso, pues todo el contexto es un clara defensa del Señor hacia su absoluta Deidad e igualdad con el Padre, tal como se observa desde el verso 17 hasta el 47. La palabra usada y vertida como honrar es el griego "timao", que significa "poner precio a algo", "apreciar". Entonces podemos ver al Señor exigiendo, no el mismo nivel de respeto, sino el mismo valor que el tiene el Padre para con la humanidad. Es como si dijera: "el mismo significado que tiene el Padre para ti, es el mismo que debo tener yo. Si al Padre has dado un nivel de importancia, ese mismo nivel has de darme a mí, pues yo tengo el mismo peso y precio que el Padre; de lo contrario no tendrás el favor del Padre". Podemos ver la claridad con que Jesús habla, y de la forma en que lo viene haciendo desde el verso 17 no cabe duda de que reclama igualdad con el Padre, en todos los aspectos, primero destacando que hace las mismas cosas que el Padre (cosas que los judíos creían exclusivas del Padre) para ponerse en perfecta igualdad con el Dios de los judíos; y luego reclamando el mismo trato que se merece el Padre. ¿Se parece esto a las ideas arrianas y unitarias de algunas sectas? Por supuesto que no. Robertson destaca que “Jesús reclama aquí el mismo derecho de recibir adoración de parte de los hombres que el que tiene el Padre. Deshonrar a Jesús es deshonrar al Padre…” [10] A través de herejías se intenta dar otro sentido a estos pasajes que son tan claros como el agua. Y más allá de todo esto resuenan las palabras de nuestro Señor: El que no honra al Hijo no honra al Padre, que lo envió..."

 



Bibiliografía Consultada


[1] Robertson, A.T. Imágenes Verbales del Nuevo Testamento; pag 29.

[2] Idem, pag 30.

[3] Barklay, William. Comentario al Nuevo Testamento, volumen 5. Pág. 53

[4] Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo, (Nashville: Editorial Caribe) 2000, c1999

[5] Robertson, A.T. Imágenes Verbales del Nuevo Testamento; pag 109.

[6] Idem, pag 109.

[7] Josh Mc Dowell, Evidencia que exige un veredicto, pag. 103.

[8] Vine, W.E., Vine Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento Exhaustivo.

[9] Robertson, A.T. Imágenes Verbales del Nuevo Testamento; pag 109.

[10] Idem, pag 111.

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